Consejos sobre cajas-nido para aves silvestres

¿Sabes que puedes echar una mano a las aves silvestres facilitándoles lugares para anidar? La falta de sitios adecuados para construir el nido supone una limitación importante para la presencia de ciertas especies de aves en las zonas más humanizadas o afectadas por las actividades humanas, como por ejemplo en parques y jardines, en las mismas construcciones humanas (cada vez con menos huecos que las tradicionales), en repoblaciones y explotaciones forestales con árboles muy jóvenes o donde se eliminan los ejemplares viejos y con huecos, en áreas incendiadas y pastizales abandonados donde la vegetación se está recuperando de forma natural pero donde todavía no hay árboles de gran porte, etc.

¿CUÁNDO?

Lo mejor es tener instaladas las cajas-nido antes de que comience la época de cría, siendo buen momento para colocarlas al final del invierno (febrero-marzo, aunque para rapaces nocturnas mejor en pleno invierno). Sin embargo, para pájaros migrantes tardíos (migrantes transhaharianos) que comienzan a criar a lo largo de mayo, así como para las numerosas especies que realizan varias puestas a lo largo de la primavera y el verano, estamos a tiempo de instalarles nidales durante todo abril y mayo.

¿CÓMO CONSEGUIR LAS CAJAS-NIDO?

La primera cuestión puede ser si construirlas uno mismo o adquirirlas en un comercio especializado. Depende del tiempo de que dispongamos, de la cantidad de cajas que necesitemos, de nuestro presupuesto y de si tenemos mano para el bricolaje y sitio para ponernos a ello. También se le pueden encargar a un carpintero, aunque normalmente sale más barato adquirirlas ya hechas.

Eso sí, mucho ojo con la moda de las cajas-nido florero, esas cajas de vistosos colores y llamativos diseños que encontramos en tiendas de moda y que realmente son sólo de adorno, pues ni los materiales ni el diseño garantizan la calidad más elemental para la seguridad y el bienestar de las aves.

¿QUÉ MATERIALES ELEGIR?

Las cajas-nido clásicas se construyen con tablas de madera maciza de 1,4 a 2 cm de grosor. Nunca hay que usar tablas de contrachapado, pues incluso los tratados con sustancias hidrófugas acaban actuando como una esponja que recoge el agua de lluvia exponiendo a las puestas y polladas a la humedad, los hongos y otras infecciones, y terminan desfondándose y dejando caer su contenido. También se puede emplear el corcho natural para hacer las cajas-nido.

En los últimos años ha aparecido un nuevo material muy usado en las cajas-nido de los fabricantes especializados. Se trata del cemento u hormigón de madera, una mezcla de serrín y virutas de madera con cemento y cal, con el que se puede moldear cualquier forma para los nidales y que proporciona aislamiento de la humedad permitiendo a la vez la transpiración. Además tiene una gran durabilidad, estando estas cajas garantizadas por el fabricante durante 25 años. Quizá cueste acostumbrarse a esta nueva estética cuando tenemos en mente las típicas cajas de madera, pero instaladas en un árbol resultan más integradas, menos llamativas para el ojo humano y seguramente para muchos predadores, lo cual es otra ventaja más.

TIPOS DE CAJAS-NIDO

El modelo a elegir dependerá de las especies a las que se quiera favorecer. Por ejemplo, si nuestra intención es ofrecer los nidales a los pequeños páridos forestales en una zona donde hay presencia de gorriones comunes (más fuertes y que pueden acaparar los nidos), conviene usar cajas con un agujero de entrada de 26 mm de diámetro, que impedirá el paso al gorrión. Con 32 mm de diámetro la caja puede ser usada por los mismos páridos y también por gorriones comunes y molineros y otras especies como papamoscas cerrojillos, trepadores, etc. Para el colirrojo real se recomienda un agujero de 40 mm o una caja con la mitad superior del frontal abierta, que también es la recomendada para petirrojo, papamoscas gris, lavanderas o chochín, etc. Cajas de mayor tamaño y con 45 mm de agujero son buenas para los estrorninos. Con 50 mm para el torcecuello y el pico picapinos. Con 80 mm para mochuelo, autillo y mochuelo boreal. Y cajas aún mayores, más altas y con orificio de 150 mm, para cárabo, grajilla y paloma zurita, por ejemplo. Pero la variedad, hoy día fácilmente disponible, es mucho mayor: con cazoletas especiales para golondrinas y aviones, cajas especiales para agateadores, mirlo acuático, chochín, vencejos, mochuelo, cernícalos, lechuza común, halcón peregrino, etc.

Aparte de esto se emplean cestas de mimbre de distinto diámetro para ofrecer un soporte de nidificación a rapaces diurnas y nocturnas forestales, así como para cigüeñas.

HÁGASELA USTED MISMO

Si te animas a hacer tus propias cajas, recuerda utilizar madera maciza de 1,4 a  2 cm de grosor. No se te ocurra limar las paredes, pues las irregularidades ayudan a las aves a encontrar apoyo. Y dale por fuera una mano de aceite de linaza o productos naturales similares para protegerla de la intemperie. También puedes forrar el techo con una chapa u otro material impermeable para ayudar a aislarla de la lluvia. Aquí tienes el plano de los dos tipos de cajas-nido más típicos para pequeñas aves. Como referencia, las medidas D en el plano 1 y 2 son 22 y 15 cm respectivamente; y las medidas B son 14 y 15 cm.

 

UNA OPCIÓN MÁS SENCILLA

En cambio, si te parece demasiado complejo ponerte a construir a partir de cero las cajas-nido pero no quieres perderte el potencial educativo de montar a mano la caja, que puede ser un ejercicio muy instructivo y dar pie a aprender más sobre las aves y la necesidad de conservarlas entre los niños de la familia, del vecindario o del colegio, también puedes adquirir una caja-nido preparada ya con las piezas cortadas, con los agujeros hechos para los clavos y con instrucciones para montarla fácilmente.

 

 

¿CÓMO INSTALARLAS?

El lugar más habitual para colocar las cajas-nido son los árboles. En este caso se desaconseja clavarlas al tronco, puesto que así se abren potenciales vías de entrada de humedades y hongos que pueden terminar perjudicando seriamente al árbol. Lo mejor es colgar las cajas de una rama, quedando totalmente suspendidas en el aire, o bien colgarlas de la base de una rama o alguna irregularidad del árbol quedando la parte trasera de la caja apoyada en el tronco para facilitar la estabilidad frente al viento. La forma corriente de colgar las cajas es con una varilla metálica con los extremos doblados en forma de gancho, unida a la caja por uno o más tornillos.

Se recomienda evitar enganchar la varilla del techo, pues éste puede acabar desclavándose, cayendo la caja con su contenido al suelo. Para ello se puede colocar un tornillo en cada lateral de la caja, justo debajo del techo; unir ambos tornillos con un alambre que pase por encima del techo y forme en lo alto un asa; y enganchar la varilla precisamente de dicha asa. También se puede fijar una caja-nido al tronco de un árbol sin necesidad de usar clavos: se emplean un par de alambres o cuerdas que se disponen a modo de «agarradera» rodeando la caja y el tronco, atándose en la parte posterior sobre el mismo tronco o sobre un palo colocado en paralelo al mismo tronco para evitar dañar la corteza con la atadura. En este caso hay que recordar aflojar y atar de nuevo las agarraderas cada año, para evitar que vayan estrangulando el tronco con el crecimiento de este.

Según las especies, las cajas se pueden instalar también sobre construcciones humanas. Bien clavadas en las paredes y muros exteriores, bien fijadas bajo los aleros (aviones, golondrinas y vencejos), colocadas en lo alto de muros y tejados (cernícalos y halcones), o bien en el interior de estancias abiertas (golondrinas y lechuzas).

 

En Europa es poco frecuente la instalación de cajas-nido en lo alto de postes puestos a propósito y en los que sustentan los vallados. Pero son un emplazamiento muy a tener en cuenta para usar en zonas desprovistas de árboles y arbustos, como praderas y pastizales, campos cerealistas, huertas y ciertos humedales.

 

 

 

 

En general se recomienda no colocar las cajas a pleno sol, e intentar que el agujero o boca de entrada quede algo inclinado hacia abajo, para evitar la entrada directa del agua de lluvia. También hay que evitar colocar las cajas en lugares accesibles para los predadores, por estar demasiado bajas o situadas entre ramas o en un muro o tejado de fácil acceso para los gatos, ratas, ardillas u otros predadores terrestres.

OTRAS MEDIDAS DE SEGURIDAD

Entre otras medidas básicas de seguridad, hay que tener en cuenta evitar dañar la vegetación en torno al emplazamiento de la caja-nido e intentar no visitar mucho ese punto para no dejar un rastro de olor a los predadores que podrían localizar el nidal.  En zonas con presencia de pícidos (pájaros carpinteros) que pueden agrandar el agujero de entrada a las cajas y predar los pollos, se puede reforzar el agujero de entrada con una placa metálica en torno o con otro pedazo de la misma madera.

También existen modelos de cajas-nido con frontal prolongado en forma de balcón que dificultan que un predador como un gato, una garduña o una jineta introduzca una pata hasta llegar al nido. Y se puede recurrir a otros ingenios para lograr el mismo efecto, como añadir un tubo o espiral de entrada.

 

 

 

 

OBSERVANDO LA NIDIFICACIÓN

Yo prefiero dejar tranquilas a las aves que utilizan las cajas-nido, limitarme a observar a distancia las entradas y salidas de los adultos y el posterior vuelo de los pollos y su estancia y comportamiento en el entorno. Pero para estudios concretos sobre el desarrollo y alimentación de los pollos, o bien para anillarlos, se puede acceder a su interior empleando modelos que permitan una fácil apertura sin afectar al interior. En estos casos hay que reducir las visitas al mínimo durante el proceso de cría, evitando las fases tempranas como la puesta o los primeros días de los pollos, y reduciendo todo lo posible la duración de la visita.

Hoy día existen equipos de vídeo y webcams para poder observar con detalle lo que sucede en el interior del nidal. Incluso se venden cajas-nido ya equipadas. Es una opción muy interesante para observar sin molestar, y cada vez más económicamente accesible.

 

MANTENIMIENTO

Terminado el mes de septiembre, por respetar las últimas puestas de las especies que extienden hasta el otoño su periodo de cría, llega el momento del mantenimiento de las cajas-nido. Las descolgaremos, vaciaremos su contenido y las limpiaremos. Y también toca reparar cualquier rotura y dar una nueva mano de protector exterior en el caso de las cajas de madera. A continuación las volveremos a colgar, pues no es raro que ciertas especies de aves las utilicen durante el otoño y el invierno como dormideros. Si notamos que son utilizadas para este fin, convendrá limpiarlas de nuevo antes de la época de cría, a finales del invierno.

En fin, ya conoces lo básico para poder instalar una caja-nido para ayudar a las aves silvestres. Cualquier duda que te surja, ya sabes que puedes contar conmigo (info@victorjhernandez.com).

¡Ánimo y mucha suerte!

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MÁS INFORMACIÓN:

Puedes descubrir a la mayoría de especies que usan cajas-nido en Aves de parques, pueblos y ciudades, una pequeña guía de bolsillo con formato desplegable que cuenta con preciosas ilustraciones de Francisco Hernández y con textos míos. Incluye un plano para construir una caja-nido. Puede conseguirse por solo 4,50 euros y con los GASTOS DE ENVÍO GRATIS a cualquier país en la editorial: www.tundraediciones.es

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